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EL EJÉRCITO MEXICANO DERRAMA SANGRE INOCENTE DE ESTUDIANTES QUE EXIGÍAN JUSTICIA EN SEPTIEMBRE 1968

  • Foto del escritor: nayeli de la vega
    nayeli de la vega
  • 22 oct 2023
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 22 oct 2023


Septiembre se tiñe de sangre, una vez más, en el territorio nacional.

Estudiantes del IPN y la UNAM, defienden a sangre y fuego sus instituciones, así como sus derechos.


Tras el comienzo de pequeñas riñas entre estudiantes de la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional a finales de julio, el conflicto fue escalando gracias a la violenta intervención de la policía, granaderos e incluso, el ejército durante el mes de agosto.


Sin embargo, los jóvenes estudiantes, enardecidos por el abuso de poder del Departamento de Distrito Federal (DDF), no dejaron de salir a las calles para protestar por hacer valer sus derechos, el respeto a su voz, y la justicia al pliego petitorio expuesto por el Consejo Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) antes los constantes ataques a estudiantes en los meses pasados. Esto hizo de septiembre un mes extremadamente violento en el Distrito Federal.


El sábado 7 de septiembre, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, se llevó a cabo un mitin llamado "La Manifestación de las Antorchas", en la que los estudiantes reanudaron las exigencias del diálogo público con el gobierno. Pues estaban en desacuerdo con el Cuarto informe de Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz el 1.º de septiembre, en el que dio un menaje autoritario en contra del movimiento estudiantil.


El jueves 13 de septiembre, bajo la organización del Consejo Nacional de Huelga (CNH), se llevó a cabo la “Marcha del Silencio”. Que inició en el Museo de Antropología, pasando por Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, cinco de mayo y terminado en el Zócalo capitalino.


La manifestación se llevó a cabo de manera pacífica y silenciosa, pues era más elocuente que las palabras que silenciaron las bayonetas en manifestaciones atrás, y el silencio que guardó en su informe de gobierno el presidente Díaz Ordaz con respecto a las manifestaciones estudiantiles.



En este marcha, los asistentes marcharon con una "X" de cinta adhesiva sobre los labios, la bandera de México y retratos de héroes de la Independencia y la Revolución, en vez del banderín rojinegro de del Consejo Nacional de Huelga.


El día previo a esta marcha, con el fin de evitarla, el gobierno mexicano desde un helicóptero tiró propaganda en la que se le informaba a padres de familia del IPN y la UNAM que persuadieran a sus hijos de no asistir a la marcha, ya que serían enfrentados por el ejército.


El 15 de septiembre, para conmemorar el grito de Independencia, el Ex senador Heberto Castillo Martínez, dio el grito de independencia desde la Torre de Rectoría de Ciudad Universitaria en la UNAM. Lo que le costaría ser perseguido y detenido nueve meses después, por su participación en el movimiento estudiantil.


El acto de Castillo, enfureció tanto a Díaz Ordaz y tres días después, el 18 de septiembre, el ejército invadió Ciudad Universitaria bajo el supuesto de que este acto había violado la autonomía universitaria y se excitaba al pueblo a rebelarse contra el gobierno.

Bajo la oscuridad de la noche, un batallón armado liderado por los generales Gonzalo Castillo Urrutia y José Hernández Toledo irrumpió en Ciudad Universitaria. Su objetivo: tomar el control de la emblemática torre de Rectoría. La tensión en el campus de la UNAM era palpable, y la historia estaba a punto de dar un giro trascendental.


La escena que siguió fue de una dramática intensidad. El secretario de la Universidad, Jorge Ampudia, se vio obligado a entregar las llaves del edificio de Rectoría a los militares. Mientras tanto, en diversos puntos del campus, estudiantes, profesores, padres de familia y personal administrativo de la UNAM fueron detenidos y concentrados en la explanada de Rectoría. El destino de todos ellos estaba a punto de cambiar de manera drástica.


En un gesto simbólico que marcó la imposición de la autoridad, elementos del ejército izaron por completo la bandera de México, que antes se encontraba a media asta desde los atentados ocurridos el 29 de julio. Ante esta acción, algunos de los detenidos se levantaron de sus posiciones en el suelo y entonaron el Himno Nacional. Mientras tanto, el ejército se apresuró a alejar a la prensa presente en el lugar, intensificando la atmósfera cargada de incertidumbre.

Llegada la medianoche del 19 de septiembre, alrededor de 1,500 personas que habían sido arrestadas fueron trasladadas a la prisión de Lecumberri y a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Este capítulo sombrío en la historia de

El ejército toma Ciudad Universitaria

México marcaría un antes y un después en la percepción del movimiento estudiantil y en la lucha por la justicia y la libertad.


Ante esto, el 23 de septiembre, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, renuncia a la Junta de Gobierno de la UNAM. Mientras que el edificio de la Vocacional 5 fue ametrallado por comandos policíacos vestidos de civil y ocasionaron grandes destrozos.



En las primeras horas de la noche, se inició una serie de choques violentos entre estudiantes y granaderos en las zonas


del Casco de Santo Tomás, en donde estudiantes secuestraron autobuses y los colocan de forma estratégica al rededor de las escuelas, abren zanjas y derriban postes para evitar el paso de vehículos policíacos. También tomaron la unidad Nonoalco Tlatelolco y la Unidad Profesional de Zacatenco.


A las 19:00 horas, llegan al Casco de Santo Tomás cerca de 500 mil granaderos en autobuses de pasajeros. Los politécnicos incendiaron los camiones con los que habían bloqueado las calles aledañas y desde las escuelas y algunas casa, comenzaron a aventar bombas molotov contra granaderos y sus autobuses. Los granaderos, en defensa, lanzan gas lacrimógeno y tratan de replegarse para evadir las bombas molotov.


La madrugada del 24, cientos de granaderos y soldados apoyados de fusiles, toman las escuelas del Casco de Santo Tomás. Detienen a 350 estudiantes, hombres y mujeres, los cuales son trasladados a diversas cárceles.


Las batallas por tomar el Casco de Santo Tomás y la Unidad Profesional Zacatenco duraron más de doce horas. Los estudiantes politécnicos defendieron sus escuelas a sangre y fuego en contra de los granaderos, por lo que tuvo que intervenir el ejército.


En las primeras horas del 24 de septiembre, el general Gustavo Castillo encabezó una operación con mil soldados, 15 vehículos blindados, armamento pesado y 150 agentes judiciales, desde su cuartel general hacia la Unidad Profesional Zacatenco, donde se llevaban a cabo enfrentamientos con granaderos durante tres días. Carrillo logró tomar el control de la Unidad Profesional. El saldo oficial reportó 33 heridos y un fallecido.


A las tres de la madrugada, el general Castillo dejó a 400 soldados resguardando la Unidad Profesional Zacatenco y se dirigió a Santo Tomás con 15 vehículos blindados y los restantes 600 soldados. La batalla por tomar Santo Tomás fue intensa, con informes que sugieren que se dispararon más de mil balas y se registraron al menos 15 muertos. Sin embargo, la información oficial del día redujo la cifra a tres muertos y 45 heridos. El Dr. Justo Igor de León Loyola, testigo presencial de los acontecimientos, documentó estos eventos en su libro "La Noche de Santo Tomás".


En medio de un panorama caótico, la zona de la Unidad Nonoalco, Tlatelolco, se convierte en escenario de violentos enfrentamientos entre estudiantes y granaderos, que llegan al extremo de emplear armas de fuego. Después de un intenso tiroteo, los granaderos logran tomar el control de la Vocacional 7, deteniendo a los estudiantes presentes en la zona.


Durante las ocupaciones tanto en la Ciudad Universitaria como en el Casco de Santo Tomás, surgen informes que destacan la preocupante participación de un grupo conocido como el "Batallón Olimpia". Inicialmente destinado a la seguridad de las instalaciones olímpicas, este grupo se transforma en un cuerpo de choque y se vuelve responsable de varios enfrentamientos callejeros con estudiantes de diversas vocacionales y preparatorias.


El 27 de septiembre, la tensión se eleva aún más cuando se detiene a cinco individuos en Tlatelolco, al descubrir que transportaban armas y municiones en una unidad habitacional.


Los hechos ocurridos durante el mes de septiembre, fueron la antesala a la terrible masacre que se vivió el dos de octubre.


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